lunes, 3 de octubre de 2011

Apuntes sobre Cordelia ( notas que deseché al publicar la novela)


 No estás sola: otras y yo hemos estado ahí. Yo creo que entiendo tu dolor: no es distinto del mío. Confraternizo con tu deseo de encontrar otros caminos mejores.
Pero solo te puedo contar las conclusiones a las que he llegado yo
El hecho que recuerdas, eso que tanta verguenza y raboia te provoca solo con recordarlo,  es solo la punta del iceberg. El hecho de que lo hayas tenido oculto inlcuso para ti misma durante tanto tiempo revela que vienes de una familia en la que te han enseñado a minusvalorarte y a no creer en ti misma, y en la que no te apoyaban. Por eso no te atreviste a contarlo en su día. Por eso durante mucho tiempo enterraste el episodio en el olvido. Deduzco que tu familia es complicada.
Las mujeres como tú y como yo, sentimos , sienten...
1.       Como se les ha negado la realidad durante mucho tiempo y no se les ha creído tienden a dudar de sí mismas y son fácilmente manipulables. De esa manera tienden a caer en relaciones abusivas, o incluso en convertir en abusivos a hombres que en otras relaciones no lo serían, porque no sabemos poner límites, no sabemos decir “no” desde el momento en que no pudimos decirlo de pequeña
2.       En muchos casos se nos ha revictimizado. Se nos ha llamado mentirosas o locas, de ahí que a veces nos lo creamos nosotras mismas.
3.       Vives en medio de una niebla de dolor, frustración, rabia y deseos de venganza
4.       Tendemos a ser muy autodestructivas
5.       Hemos aprendido el arte de “no sentir” porque sentir es demasiado intenso
6.       Hemos fabricado un falso yo que se adapta a nuestro entorno y lo peor es que muchas veces lo confundimos con el real.
7.       Nos cuesta mucho crear una auténtica vida emocional:  la tememos
8.       Etc, etc, etc
.
Ser una mujer de potencial alto ( muy inteligente, muy guapa, muy sensible, muy creativa) se convierte en una fuente de depresiones porque la sociedad aún está estructurada para que una mujer  destaque. Las mujeres temen a este tipo de mujeres y los hombres buscan domarlas, acallarlas.  Una mujer que "sabe" -  mediante la inteligencia, la energía, la sensibilidad - " ve" más que el resto. Y es imposible fingir que una es menos de lo que en realidad es.

Puedes ver, sentir y pensar en multitud de posibilidades, pero estás inmersa en una cultura que intentará impedir tu visión y ponerte límites. Eso lleva a experimentar unos sentimientos de ambivalencia, confusión y dolor ante el rechazo muy dolorosos. De ahí que reacciones muy agresivamente a veces,  que sobrereacciones.

Aceptate a tí misma o nunca sibrevivirás. 
Haz frente a la realidad.  El mundo no es un lugar justo. Hay que entender lo que pasó, comprender de dónde vienes y después, pasar página. No estancarte en la injusticia de lo que pasó, o no saldrás jamás de la espiral de autocompasión, rabia y odio.
La verdad es que no te puedo decir más porque yo no tengo ninguna llave mágica. Pero sé que lo principal es eliminar como sea los sentimientos de rabia y odio porque te acaban comiendo, haciéndote muy infeliz, devorándote por dentro. Por supuesto que no es fácil, requiere un esfuerzo enorme, pero no hay otra manera de sobrevivir
No sé si te habrá servido de algo.  No puedo dar más porque yo no he llegado más lejos que esto.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

La Otra


Soy consciente de que escribo a una mujer a la que no conozco de nada. De que escribo más bien a una fantasía. A la huella que esta mujer ha dejado, a un huecograbado. A un fantasma.  Que conozco poco de ella y que puedo haberme equivocado en muchas cosas. Solo puedo aferrarme a lo que vi y sentí, a lo que vi de primera mano. Para colmo, esta mujer, muy probablemente, quede ligada a mí, a pesar de ambas, por mucho tiempo, con un hombre como eslabón ya que no como vínculo. No sé hasta qué punto en mi fantasía no te he convertido en mi Sombra, en el negativo de mi yo, en mi espejo. Una vivencia de extrañamiento que tanto contiene lo reprimido como lo irrealizable.  Pero cuando hago que todas estas emociones afloren a lo consciente entro inmediatamente en conflicto con esa máscara social que preside nuestras relaciones con la realidad.  Existe una parte de inseguridad y miedo, otra de curiosidad, otra de frustración y rabia. Acabo siendo víctima de un doble espejismo. Si miro demasiado en mi interior e intento analizarme, mi mundo externo pierde solidez, y por eso intento ver las cosas con distancia, aún arriesgándome a cometer errores de juicio.  Pero si imagino a otra, resulta que hay un “ nosotras” que nos apela en su demanda.
 En realidad, esta carta no es más que un intento muy desesperado de autoafirmación. Articular una historia, como yo pretendo hacer en estas líneas, no quiere decir reconocer toda la verdad sobre ella. Este es un punto de vista, simplemente.  Soy muy consciente de que escribo a alguien que no conozco y que, por lo tanto, me estoy escribiendo a mí misma y que existe la posibilidad de que tú lo leas y quizá existe -  más remota – la posibilidad de que lo comprendas.
Yo no te conozco. Interpreto desde los hechos que he vivido, desde la huella que has dejado, desde –repito-  un huecograbado.  La interpretación otorga sentido, pero se trata de una interpretación que funciona no desde la presencia de la otra sino desde su ausencia
En un sentido estricto o restricto,  no puedo escribir desde una posición de neutralidad. La  virtud de todo príncipe, según Maquiavelo, queda reducida a la prudencia. Esta virtud, obrando a través de la prudencia, la podemos hacer análoga a la interpretación de la historia que yo he vivido: he de hacer constar que hablo siempre desde MI punto de vista. Y es que la interpretación no responde solo a los hechos que viví, también  al registro de la intuición o de la inspiración. Por lo tanto, inevitablemente, mi posición estaría marcada al por un ir mas allá de la neutralidad habitualmente exigida, por un tomar partido. La interpretación, anula lo falso y se constituye en siempre verdadera,  pero siempre desde mi punto de vista, no estando – si tenemos en cuenta que voy a relatar lo que yo viví y que no pretendo que se entienda de otra manera - sometida por tanto ni a duda ni a medida. Toda esta historia hay que situarla del lado de lo subjetivo, del lado de lo poético,  del lado de la inconsistencia del Otro, del lado de la angustia. La angustia debe definirse como aquello que no engaña, angustia como certeza fundada. La certeza ligada al recurso de la causa primera no es más que la sombra de la angustia como certeza fundamental. Pero en  el fantasma ya hay conocimiento: el hecho de que solo te conozca a través de tus actos, de tu huella, de tu referencia,  no impide que, aunque sea de manera sesgada, te conozca o crea conocerte.
Mucha gente me ha preguntado qué poco sentido de la dignidad tengo si no quise salir de aquel triángulo. La dignidad no tiene mucho que ver en esto. La baja autoestima o el complejo de Edipo, quizás. O incluso, por qué no, una idea muy peligrosa y muy equivocada de la compasión. Quizá me sintiera Santa Clara Redentora y lo de ayudar a los demás me hacía sentirme superior. No sé por qué lo hice.  ¿ Estaba celosa? Sí, sí lo estaba. ¿Por qué me quedé entonces? La respuesta literaria: estaba enamorada. La respuesta psicoanalítica: compasión, competencia, baja autoestima, síndrome de redentora, atracción por lo imposible… métalo en la minipimer y bata durante un año.: ¿Es posible confiar en un campo contemplativo donde el deseo, o la entrega,  pueda sostenerse en una anulación de su propio  punto central ? La fórmula deseo-ilusión se queda corta como último término de la experiencia que viví. Queda precisamente el punto cero, el que yo misma no puedo explicar,  como lugar de la inquietud, como objeto central , en la medida en que no está, no sólo por estar separado, sino siempre reprimido, oculto, callado, en otro lugar que no era allí, donde soportaba tanto el deseo como la ilusión, y todo en relación profunda con la certeza de que aquel no era mi sitio, ni mi destino, ni mi encaje. El  deseo y la angustia coincidían e incluso se confundían.  No sé por qué me quedé allí, estancada en un punto simbólico. Pero lo hice, no tiene sentido volver la vista atrás.
De todo lo anterior se desprende la idea clara de que no puedo contar  la historia como fue, sino como la viví. De que no entré con un rol definido, sino que me fue asignado, independientemente de que luego asumiera más activamente el rol. Entré siempre como la segunda, como la otra.  La que observaba, no la que actuaba. Existía una incompatibilidad fundamental simbólica entre los referentes que me sirvieron para ‘construir’ ese rol, la manera en que me comporté – que nada tenía que ver en realidad con mis deseos o aspiraciones -  y la identidad ‘obtenida’ en todo este juego.  Un día me encontré con un anillo en la mano y un traje blanco y de repente yo ya no era la segunda, y me venía grande tanto el anillo – literalmente -  como el papel. De hecho, nunca llevo el anillo a estrechar porque me parece que el dato de que lo lleve en el dedo corazón y no en el anular dice mucho sobre la volubilidad de mi rol. 

La Otra


Soy consciente de que escribo a una mujer a la que no conozco de nada. De que escribo más bien a una fantasía. A la huella que esta mujer ha dejado, a un huecograbado. A un fantasma.  Que conozco poco de ella y que puedo haberme equivocado en muchas cosas. Solo puedo aferrarme a lo que vi y sentí, a lo que vi de primera mano. Para colmo, esta mujer, muy probablemente, quede ligada a mí, a pesar de ambas, por mucho tiempo, con un hombre como eslabón ya que no como vínculo. No sé hasta qué punto en mi fantasía no te he convertido en mi Sombra, en el negativo de mi yo, en mi espejo. Una vivencia de extrañamiento que tanto contiene lo reprimido como lo irrealizable.  Pero cuando hago que todas estas emociones afloren a lo consciente entro inmediatamente en conflicto con esa máscara social que preside nuestras relaciones con la realidad.  Existe una parte de inseguridad y miedo, otra de curiosidad, otra de frustración y rabia. Acabo siendo víctima de un doble espejismo. Si miro demasiado en mi interior e intento analizarme, mi mundo externo pierde solidez, y por eso intento ver las cosas con distancia, aún arriesgándome a cometer errores de juicio.  Pero si imagino a otra, resulta que hay un “ nosotras” que nos apela en su demanda.
 En realidad, esta carta no es más que un intento muy desesperado de autoafirmación. Articular una historia, como yo pretendo hacer en estas líneas, no quiere decir reconocer toda la verdad sobre ella. Este es un punto de vista, simplemente.  Soy muy consciente de que escribo a alguien que no conozco y que, por lo tanto, me estoy escribiendo a mí misma y que existe la posibilidad de que tú lo leas y quizá existe -  más remota – la posibilidad de que lo comprendas.
Yo no te conozco. Interpreto desde los hechos que he vivido, desde la huella que has dejado, desde –repito-  un huecograbado.  La interpretación otorga sentido, pero se trata de una interpretación que funciona no desde la presencia de la otra sino desde su ausencia
En un sentido estricto o restricto,  no puedo escribir desde una posición de neutralidad. La  virtud de todo príncipe, según Maquiavelo, queda reducida a la prudencia. Esta virtud, obrando a través de la prudencia, la podemos hacer análoga a la interpretación de la historia que yo he vivido: he de hacer constar que hablo siempre desde MI punto de vista. Y es que la interpretación no responde solo a los hechos que viví, también  al registro de la intuición o de la inspiración. Por lo tanto, inevitablemente, mi posición estaría marcada al por un ir mas allá de la neutralidad habitualmente exigida, por un tomar partido. La interpretación, anula lo falso y se constituye en siempre verdadera,  pero siempre desde mi punto de vista, no estando – si tenemos en cuenta que voy a relatar lo que yo viví y que no pretendo que se entienda de otra manera - sometida por tanto ni a duda ni a medida. Toda esta historia hay que situarla del lado de lo subjetivo, del lado de lo poético,  del lado de la inconsistencia del Otro, del lado de la angustia. La angustia debe definirse como aquello que no engaña, angustia como certeza fundada. La certeza ligada al recurso de la causa primera no es más que la sombra de la angustia como certeza fundamental. Pero en  el fantasma ya hay conocimiento: el hecho de que solo te conozca a través de tus actos, de tu huella, de tu referencia,  no impide que, aunque sea de manera sesgada, te conozca o crea conocerte.
Mucha gente me ha preguntado qué poco sentido de la dignidad tengo si no quise salir de aquel triángulo. La dignidad no tiene mucho que ver en esto. La baja autoestima o el complejo de Edipo, quizás. O incluso, por qué no, una idea muy peligrosa y muy equivocada de la compasión. Quizá me sintiera Santa Clara Redentora y lo de ayudar a los demás me hacía sentirme superior. No sé por qué lo hice.  ¿ Estaba celosa? Sí, sí lo estaba. ¿Por qué me quedé entonces? La respuesta literaria: estaba enamorada. La respuesta psicoanalítica: compasión, competencia, baja autoestima, síndrome de redentora, atracción por lo imposible… métalo en la minipimer y bata durante un año.: ¿Es posible confiar en un campo contemplativo donde el deseo, o la entrega,  pueda sostenerse en una anulación de su propio  punto central ? La fórmula deseo-ilusión se queda corta como último término de la experiencia que viví. Queda precisamente el punto cero, el que yo misma no puedo explicar,  como lugar de la inquietud, como objeto central , en la medida en que no está, no sólo por estar separado, sino siempre reprimido, oculto, callado, en otro lugar que no era allí, donde soportaba tanto el deseo como la ilusión, y todo en relación profunda con la certeza de que aquel no era mi sitio, ni mi destino, ni mi encaje. El  deseo y la angustia coincidían e incluso se confundían.  No sé por qué me quedé allí, estancada en un punto simbólico. Pero lo hice, no tiene sentido volver la vista atrás.
De todo lo anterior se desprende la idea clara de que no puedo contar  la historia como fue, sino como la viví. De que no entré con un rol definido, sino que me fue asignado, independientemente de que luego asumiera más activamente el rol. Entré siempre como la segunda, como la otra.  La que observaba, no la que actuaba. Existía una incompatibilidad fundamental simbólica entre los referentes que me sirvieron para ‘construir’ ese rol, la manera en que me comporté – que nada tenía que ver en realidad con mis deseos o aspiraciones -  y la identidad ‘obtenida’ en todo este juego.  Un día me encontré con un anillo en la mano y un traje blanco y de repente yo ya no era la segunda, y me venía grande tanto el anillo – literalmente -  como el papel. De hecho, nunca llevo el anillo a estrechar porque me parece que el dato de que lo lleve en el dedo corazón y no en el anular dice mucho sobre la volubilidad de mi rol. 

martes, 19 de julio de 2011

El contenido del silencio


El germen de esta novela fue un encargo. Se me pedía un guión que en principio debía optar a subvención del Cabildo Insular y del Fondo Atlantia. Para ello era imprescindible que en la película aparecieran al menos dos de las islas del Archipiélago Canario, y que hubiese personajes de diversas nacionalidades, para que pudiéramos optar también a una subvención del Fondo Eurimages y a financiación internacional. Jamás cobré este encargo, porque le productor que me propuso la idea resultó ser un estafador. Pero ésa, como diría el camarero de Irma La Dulce, es otra historia.
¿ Qué elementos hay en Canarias que puedan hacer atractivo un guión?, me pregunté.

Hay Sectas.

 La policía de las Islas Canarias registró el funcionamiento de veintisiete sectas sólo en la capital. En Canarias existen unas 40 sectas destructivas implantadas que cuentan con unos 10.000 adeptos, frente a las aproximadamente 200 sectas contabilizadas en España y sus 200.000 seguidores. Canarias es por tanto la comunidad autónoma con mayor presencia sectaria
 
Las características del terreno, sumadas a la abundante población de extranjeros adinerados, convierten al tradicional centro turístico español en la meca de los líderes de falsos movimientos religiosos


Hay Nazis. 
Canarias fue paso obligado en la ruta hacia Africa, y era en las islas donde los submarinos alemanes se paraban a repostar. El interés de la Alemania nazi por las Islas Canarias fue más allá de su indiscutible potencial geoestratégico, y en este sentido fueron varias las operaciones que tanto los alemanes como el bloque de los aliados planificaron para hacerse con el control de las Islas durante la Segunda Guerra Mundial.
Las Islas estuvieron también en el punto de mira de los ideólogos y pensadores nazis por otros motivos. Uno de ellos  el concerniente a los antiguos pobladores, los guanches, que despertaron el interés de diferentes antropólogos alemanes que viajaron a las Islas para estudiar los restos óseos y establecer comparativas con la población del momento.
Algunos de sus trabajos fueron manejados por raciólogos vinculados con el nazismo, en apoyo a sus tesis de la superioridad racial aria y la búsqueda de sus ancestros.
Junto a estos datos se ha planteado el desarrollo de expediciones nazis a Canarias con otros objetivos, más vinculados con las creencias que profesaban algunos líderes de la SS en tesoros y ciudades subterráneas. En la novela esta historia se mezcla con  la  de la sugerente y enigmática Villa Winter ubicada  en Fuerteventura, en torno a la que circulan leyendas que la señalan como una base de apoyo logístico nazi y con la de La Orden Negra de Thule,  la sociedad a la que pertenecía Himmler,  que descubrió  runas sorprendentes en los petroglifos de las islas y otros símbolos típicos de los pueblos celtas, originarios de los del Norte de Europa. Según los estudiosos de la época, los petroglifos de Fuerteventura no se diferenciaban en nada de los Renania o Westfalia.

 Hay extraterrestres:
 Canarias es el paraíso de los Ufólogos.  Los avistamientos de OVNIS son numerosos, e incluso se organiza “ turismo UFO” , convocatorias masivas para examinar los cielos. El volcán del Teide, ubicado en la isla de Tenerife, constituía una zona sagrada para los antiguos habitantes de la región. Existen cientos de testimonios del fenómeno ovni en el lugar.

¿ Se podían mezclar los tres temas? Nada más fácil,

Cómo se han mezclado en la vida real ovnis y sectas:
 Heide Fittkau-Garthe, de 56 años,  era la líder de un movimiento contactista - la  “Orden del Templo Solar”-  radicado en Tenerife,  que convenció a un grupo de acólitos de llevar a cabo un suicidio ritual a fin abandonar la envoltura mortal y entregar su alma a unos extraterrestres que vendrían a recogerlos en las faldas del Teide. La policía tinerfeña abortó la reunión. Finalmente, la Justicia archivaría su causa al no existir indicios sólidos que sustentaran la imputación.
Cómo se han mezclado en la vida real sectas y nazis:
 El caso más conocido es el de la secta de “ El Cabrito” – grupo constituido bajo las siglas de Grupo de Acción Analítica (AAD) -  en la Gomera, liderada por el pintor austriaco Otto Muehl, una secta eugenésica que aspiraba a engendrar niños arios. De hecho, prácticamente sólo se podía llegar a la comuna a través del mar, para lo cual crearon una sociedad, Lili Gomera, con la que adquirieron una vieja barcaza de desembarco de la II Guerra Mundial y con la que llegaban hasta San Sebastián de la Gomera para adquirir los productos básicos necesarios. La Secta Nueva Acropolis también es de mracada tendencia nazi.

Digamos que con todos esos elementos tenía la estructura suficiente para crear el armazón de una historia de misterio, que enganchara. Una novela a la Hennink Mankell, que es lo que en apariencia esta novela es. ( Lo aseguro: engancha mucho y es muy trepidante, por poco modesto que quede que lo cuente yo)  Pero que yo pierda dos años de mi vida escribiendo una novela debe haber algo más, una cuestión de fondo que me obsesione,
La cuestión de fondo que me llamaba la atención era otra: ¿ qué es lo que lleva a una persona adulta a ingresar en un grupo sectario?
Al contrario de lo que la mayoría de la gente cree el acólito de una secta no es por fuerza una persona poco inteligente o que padezca un problema mental. En numerosos casos , de hecho, se trata de personas muy inteligentes. Basta pensar en Madonna y Britney ( enganchadas la La Kabala) o Tom Cruise y John Travolta ( cienciología) . Cualquier persona, repito: cualquiera,  puede ser captada si la secta se pone en contacto con ella en el momento oportuno. La mayoría de acólitos de sectas no presentan una alteración psicológica de base. Simplemente han sido captados en en una situación de crisis personal, en la que sus mecanismos de defensa se encuentran disminuidos.
Existe un perfil tipificado de persona más susceptible de poder ingresar en una secta aunque, repito, cualquier persona puede ser captada, muy en particular si es rica o, por cualquier otra razón, posee algo que la secta desea ( una gran belleza en el caso de las sectas eugenésicas estilo El Cabrito, por ejemplo), en cuyo caso el seductor o líder hará todo lo posible e imposible para captar a esa persona.
El perfil de acólito o acólita típico es:

Un o  una joven  de 20 a 30 años de nivel socioeconómico y cultural medio, inteligencia normal, altruista e interesado en ayudar a los demás, en desacuerdo con el funcionamiento general de la sociedad, con cierta inmadurez personal y escaso sentido crítico, de buen carácter pero pasivo-dependiente ( que necesita la iniciativa de otros) y que se halle en situación de crisis personal (afectiva, laboral, etc.). Es decir, que haya sufrido recientemente un abandono amoroso, la pérdida de un familiar o un amigo querido, o de su trabajo, o un cambio de residencia forzado que le haya desubicado.
Cordelia, la chica que en esta novela es captada por la secta, lo tiene todo para convertirse en la presa ideal. Es vulnerable, es ingenua, es rica y es muy bella.
En la novela, Gabriel, un joven ejecutivo cuya vida desahogada y apacible transcurre en Londres, lleva diez años sin saber nada de su hermana, hasta el día en que  recibe una llamada que le informa de que muy probablemente ésta haya fallecido en un suicidio colectivo llevado a cabo en Tenerife.
Su inmediato viaje a las islas para testificar como único pariente vivo de la desaparecida tendrá un efecto devastador y a la vez catártico,  que le hará replantearse todo su pasado y su futuro, en un itinerario no sólo físico sino también, y sobre todo, interior.
Helena, la amiga íntima de Cordelia, será su guía durante la inmersión en la vida de su hermana. Un inmersión común que precipitará a ambos a confrontar sus miedos, vacíos y huidas.
La novela, como la mayoría de las novelas que he escrito, tiene mucho de indagación psicológica. Me interesaba saber qué efectos tiene en cada persona una pérdida temprana y devastadora y hasta qué punto puede precipitarla en su vida a delegarla en las manos de otros, sea un amante, un marido, un trabajo, una religión organizada.
Cuando escribí la novela todavía no había comenzado con los trámites de adopción y por lo tanto no me había dedicado a leer compulsivamente bibliografía sobre niños adoptados, cosa que sí hice cuando la terminé. La gran sorpresa es que, sin saberlo, había descrito a los adoptados típicos. Tanto Gabriel como Cordelia son niños adoptados, y se comportan exactamente como ,siempre según los psicólogos, suelen hacerlo de adultos los que fueron niños adoptados. Es decir, protegiéndose de posibles pérdidas o abandonos futuros.
Existen dos perfiles típicos del adulto adoptado : La del adulto aparentemente muy frío y controlador, perfeccionista, al que le cuesta mucho vincularse, que es el que representa Gabriel, y la del adulto aparentemente muy sociable, nada frío, con constantes subidas y bajadas de ánimo y a quien, en realidad, también le cuesta mucho vincularse, pero que lo disimula tras una impostada capa de aparente sociabilidad. Lo curioso es que cuando hay dos niños adoptados en la familia el niño mayor adoptará el primer rol ( sensato, contenido, responsable, frío) y el pequeño el segundo ( más sociable, más inestable). En la novela los dos hermanos adoptan los roles en ese orden pero, repito, cuando la escribí aún no había leído la avalancha de información sobre adoptados que devoré más tarde.
La novela aborda varias historias de amor y seducción: la de Cordelia, seducida por la líder de la secta, las de Gabriel, a punto de casarse con la chica que representa la estabilidad familiar que tanto anhela, pero fascinado por la que fue la mejor amiga de su hermana, el único vínculo que le une a la familia que perdió.

En resumen: se trata de la novela negra típica, con un misterio que se resuelve a través de un itinerario de pistas que llevan cada una a la siguiente, pero con una carga de profundidad, una indagación sobre la pérdida y el abandono, sobre los mecanismos de seducción y deseo, y un lenguaje densamente poético – muy a tono con el paisaje canario – que no son típicos de la novela negra al uso. A mí me ha costado mucho tiempo, esfuerzo e investigación escribirla. Espero que a ti te guste leerla.